El Broche de Oro: ROBOTS y DRONES en la Última Milla.
En un espacio que puede variar de unas pocas manzanas hasta los 160 km, las empresas de logística se la juegan literalmente. De hecho, “la última milla puede suponer hasta el 28% del coste total de un envío” (Cerasis), aunque el gasto no es lo que más preocupa a los responsables de la cadena de suministro, sino la imagen que se da al cliente; una percepción que se configura, en gran medida, en función de lo que sucede en el momento de la entrega.
La logística de última milla se considera la piedra angular para impulsar el crecimiento y la rentabilidad de las operaciones. No es de extrañar que los consumidores estén dispuestos a pagar primas por mejores servicios de entrega de última milla, como entrega en el mismo día o al instante.
La demanda de velocidad, fiabilidad y calidad se va incrementando a la vez que empresas, como Amazon, van perfeccionando su logística de última milla, subiendo el listón y complicando al resto de organizaciones la tarea de garantizar la satisfacción del cliente.
La tecnología autónoma ya es inherente a la mayoría de los vehículos modernos. Se trata de una realidad que responde al deseo de los consumidores de aumentar la seguridad en el proceso de compra. Sensores, conectividad, GPS y la integración de nuevos adelantos permite al cliente ganar en control a la vez que asegura a la empresa la minimización de errores y accidentes en su función de transporte. Los costes se reducen y aumenta la eficiencia. La entrega se vuelve más confiable y sostenible.
La innovación es una de las formas de hacer frente a los desafíos en la entrega de última milla y el modo de impulsar la imagen de marca. ¿Qué alternativas hay a esperar en casa al repartidor? ¿Qué sucede cuando ya no hace falta recoger el producto en el punto de entrega más cercano? La tecnología ofrece nuevas respuestas a cuestiones de última milla que empiezan a considerarse prioritarias para la preservación del negocio.
Así, hoy día, surgen nuevas formas de llevar a cabo la entrega, como:
Vehículos terrestres no tripulados. A través de vagones autónomos, dispositivos, similares a pequeños frigoríficos sobre ruedas, es posible interactuar con el consumidor a través de su smartphone y completar la entrega de una forma que dejará una impresión muy positiva en el cliente.
Drones. Los artefactos voladores, despegan del techo de una furgoneta o se aproximan desde el almacén más cercano al domicilio del consumidor, para hacer entrega de sus productos con puntualidad.
La incorporación de los últimos avances de la técnica en la última milla deja una impresión en el consumidor, que comparte su experiencia en las redes sociales, ayudando a multiplicar la repercusión de una acertada decisión por parte de los responsables de supply chain.
Se espera que el uso de vehículos autónomos terrestres y drones crezca hasta la utilización de más de 20 millones de dispositivos para el año 2020 (Cerasis). Esto refleja una tasa de crecimiento anual compuesta del 32%.
Las posibilidades son infinitas. ¿Cuenta tu empresa con los recursos y capacidades suficientes para aprovecharlo? ¿Dispones del talento que te ayudará a no dejar perder ninguna oportunidad?
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